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Distracciones y derechos

En días pasados el presidente Enrique Peña envió varias iniciativas de ley al Congreso federal, y las que más han llamado la atención son las relacionadas con el reconocimiento pleno de los derechos de las personas no heterosexuales, lo que implica que podrán casarse sin tener que hacer ningún trámite adicional, y además las parejas homosexuales no tendrán obstáculos legales para adoptar.

Las propuestas del presidente Peña resultaron sumamente sorpresivas, pues no tienen relación con el discurso y las acciones de su gobierno hasta el momento, por lo que es fácil suponer que se trata de una estrategia para intentar recuperar algunos puntos de aprobación nacional y sobre todo internacional.

También puede interpretarse como una estrategia para dividir a la oposición, pues tanto a nivel de partidos políticos como a nivel de organizaciones sociales el tema de la homosexualidad todavía es un tema de discusiones fuertes, que a veces llegan a la violencia física.

Como estrategia de división me parece que la propuesta de Peña ha funcionado, pues inmediatamente reaccionaron con enojo los sectores conservadores de nuestra sociedad, incluyendo a algunos jerarcas de la Iglesia católica, que consideran que la propuesta de reconocer el matrimonio homosexual como un matrimonio de pleno derecho es una distracción de los asuntos “verdaderamente importantes” para el país.

Por otro lado, algunos miembros de los sectores progresistas, los que luchan por el respeto y ampliación del disfrute de los derechos humanos, cayeron igualmente en la trampa y compraron el discurso de que la iniciativa presidencial es una mera distracción, pues sigue sin atender los casos de los más de 25 mil desaparecidos, incluyendo a los 43 normalistas de Ayotzinapa, además de los casos de abuso del ejército como en Tlatlaya.

Incluso algunos miembros de los sectores que defienden los derechos de la diversidad sexual se manifestaron en contra de la iniciativa, pues consideran que es insuficiente que se les reconozca el derecho a contraer matrimonio, cuando hay estudios como el presentado hace unos días por Gloria Careaga, investigadora de la UNAM, quien reveló que México es el segundo país a nivel mundial por su índice de crímenes por homofobia.

Como vemos, para Peña Nieto fue muy fácil distraer a muchas personas, justamente con la excusa de la distracción, pero esto no debería de ser así, al contrario, quienes queremos que los derechos humanos sean una realidad para todas las personas debemos presionar para que se reconozca y respete la diversidad sexual, al mismo tiempo que presionamos para que se aclaren los probables crímenes de Estado, como los de Ayotzinapa y Tlatlaya, sólo por mencionar algunos.

Los conservadores quieren que nos distraigamos para que no se aprueben los derechos derivados de la diversidad sexual, y apenas disimulan su homofobia cuando afirman que hay cosas más importantes, porque al afirmar eso en el fondo manifiestan que no quieren reconocer como personas completamente humanas a lesbianas, homosexuales, bisexuales, intersexuales, transgénero, travestis y transexuales, lo cual no tiene ningún fundamento científico.

En el tema de los derechos humanos no debemos caer en el juego de elegir qué derechos defender porque se deben promover, respetar, proteger y garantizar todos los derechos para todas las personas, y permitir que se viole un derecho, el que sea, abre la puerta para violarlos todos.

[email protected] | @albayardo